Reflexión

En busca de la inspiración: la técnica Dickens

Pau Benardoni
3 min readMar 19, 2019
Crédito: Gratisography — City Sidewalk Free Photo — By Ryan McGuire

La velocidad de marcha normal de un ser humano es de 4 a 6 kilómetros por hora. A medida que se envejece, esa velocidad promedio disminuye. Sabemos que caminar aumenta los niveles de energía y bienestar, fortalece el corazón, reduce el riesgo de enfermedades y mantiene el peso bajo control provocando la tonificación de los músculos. Caminar, también aumenta la circulación y el suministro de oxígeno a cada célula del cuerpo — ayudando a que se sienta más alerta y vivo — , protege el cerebro y preserva la memoria a medida que pasan los años.

Los del interior lo hacemos mucho durante nuestros primeros meses en Capital. Salir a merodear de noche los días de semana es juntar crédito de silencio para bancar el día ruidoso. Nos gusta tentar la suerte y poner a prueba el mito de los peligros de Buenos Aires. Es como respirar el aire de la libertad. El aire que durante el día tiene que ser compartido, por las noches es más nuestro que de los demás.

Por causa del insomnio y otros tipos de dramas como el “ambulantismo existencial” (buscar un hogar sin realmente querer encontrarlo), Charles Dickens, salía de su casa en Londres a medianoche y se marchaba a caminar; recorría las calles bajo la lluvia y el frío helado. En consecuencia, hoy nosotros tenemos la fortuna de poder leer sus grandes obras literarias de aquí a la eternidad.

Fue recriminado por críticos que consideraban su formación por demás autodidacta, dado que no recibió ninguna educación hasta los 9 años. A pesar de ellos, es probable que lo que más alimentó su creatividad fue justamente la capacidad innata de observación, nutrida con su devoción por cumplir cada día, con esos largos paseos nocturnos.

Dickens era un caminante que podía llegar a andar 30 kilómetros por las calles de la ciudad con la misma obsesión que algunos tenemos por el sol, los andenes y las esperas bajo la lluvia. Durante sus paseos se metía en bares, barrios étnicos, hospitales y otros edificios públicos. Conversaba con niños y vendedores de pan o se dedicaba a espiar borrachos peleando entre sí y con la policía. También le interesaban los manicomios, que le inspiraban pensamientos de este tipo:

“¿No son, acaso, los cuerdos y los locos iguales por la noche cuando los cuerdos ensueñan? ¿No estamos todos nosotros, los que ensoñamos fuera de los manicomios, durante todas las noches de nuestra vida, más o menos en la misma situación de los que se hallan dentro? (…) ¿No hacemos nosotros por la noche una mezcolanza de acontecimientos y personajes, tiempos y lugares que ellos mezclan durante el día?”.

Respecto de la técnica, el escritor elegía primero el destino que quería alcanzar. Es decir, comenzaba por determinar el punto final del recorrido. Automáticamente se daban por si solos los puntos a atravesar de camino a esa meta, y por nada del mundo se podía alterar la ruta o emprender el regreso dejando afuera alguno de esos sitios preestablecidos. Dejar una tarea sin terminar era para Dickens, tan grave como faltar a un compromiso con otra persona.

No hay nada más triste que el talento desperdiciado”, decía.

Cuando nos quedamos sin inspiración probablemente no sea por falta de capacidad sino por falta de contenido. Dickens nunca dio por sentado que la iluminación mental vendría sola. Cuando se hacía ausente, la buscaba él mismo. Su creatividad literaria venía de la observación, de cada noche en tránsito por las calles de la capital británica, de la simpleza del acto de caminar y el hecho de que éste acto le proporcionaba el nivel de detalle necesario para poder escribir con la calidad que deseaba.

Podemos tomar esta técnica como una herramienta clave en nuestra vida cotidiana: para la formación de nuestro propio pensamiento, para llenarnos de contenido que genere la energía necesaria para llegar a la meta pasando por todos los puntos necesarios, y para no abandonar antes de tiempo.

Salir a caminar significará entonces, no quedarnos quietos.

Sign up to discover human stories that deepen your understanding of the world.

Free

Distraction-free reading. No ads.

Organize your knowledge with lists and highlights.

Tell your story. Find your audience.

Membership

Read member-only stories

Support writers you read most

Earn money for your writing

Listen to audio narrations

Read offline with the Medium app

No responses yet

Write a response